A cada chileno de uno de los dos (o tres) quintiles socio económicos más bajos, se le abre una cuenta en un banco privado o público al nacer. En esta cuenta el Estado depositará de forma mensual un cierto monto que irá creciendo a una tasa de interés real. Este dinero sólo puede ser retirado por el propietario de la cuenta, una vez cumplido los 18 años de edad (en ese momento se deja de depositar y no hay más intereses).
El dinero acumulado será usado para lo que el propietario estime conveniente. Podría usarlo para pagar parte de sus estudios universitarios, iniciar su propio negocio, comprar un auto (si es lo que estima más importante), etc.
Esto permite invertir en lo que uno, como individuo, estima necesario para desarrollarse y salir adelante, y que el Estado no se tenga que encargar de gastar en lo que cree que uno necesita.